23 de junio de 2009

Mi pensamiento sobre las palabras dentro de la confesión

Cuando el sacerdote da la palabra de "satisfacción" en medio de la confesión, debe ser humilde instrumento del impulso del Espíritu Santo. No puede dar las palabras meramente humanas e inteligentes, sino ha de dar las palabras ungidas.
Sin embargo, a pesar de cualquier palabra que sale de la boca de sacerdote, -es un misterio-, es profética porque Dios permitió en esa confesión ocupar estos sonidos que tendrá sentido para el que se confiesa.
Lo que quiero decir es que aunque un sacerdote no se preocupe de si realmente está ungida su palabra en este momento por el cansancio u otro motivo, Dios unge hasta cualquier negligencia para que sirva de alguna manera para los arrepentidos, por eso todas las palabras de satisfacción que da en la confesión son ungidas.
Y por ser ungidas, cura las heridas, pero de vez en cuando lleva junto a esa curación una operación más avanzada, o sea, dentro de la conversión que comenzaste, te puede esperar una necesidad de la conversión de otro nivel para tu bien y de tus cercanos. Y por ser operado, hay que prepararte para el dolor también, y ese dolor ya no es por la culpa que has cometido porque el Señor ya te dio absolusión, es el dolor de "desprendimiento" o "aceptación de la voluntad de Dios". Para un sacerdote, ver este dolor no es fácil. Pero por ser sacerdote, lleva consigo esa cruz que comenzás a llevar hasta que el Señor mismo la transforme en la Vida Nueva, resucitada y resucitadora.

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